7 oct 2009


Aunque no sepa a donde dirigirme, aunque el dolor inunde mi corazón, mi alma y mi cuerpo entero, los recuerdos no desaparecen, los momentos vividos son olvidados, y nada más se puede hacer, he creado miles de excusas para seguir "conociéndome", he creado miles de obstaculos, porque tengo miedo de caer en lo mismo de siempre.
Y aún así, la soledad toca nuevamente las puertas de esta maldita desesperación.
Trato de no recordar los momentos más tristes de mi vida,
trato de no llorar como lo hacia antes,
trato de no querer olvidar su nombre.
Y todo me lo recuerda constantemente.

Estoy cansada de todo esto, me canso de caminar siempre el mismo camino, y no obtener ninguna respuesta a todo lo que mi mente me demanda...

Déjame pronunciar mi última palabra.


3 comentarios:

  1. Al menos que le conceda eso último.

    Muás!

    ResponderEliminar
  2. Y aún así, la soledad toca nuevamente las puertas de esta maldita desesperación.

    No sé por qué pero esa frase (bueno, en realidad todo el relato) me ha llegado al corazón.

    Un besazo!

    Te sigo ;)

    ResponderEliminar
  3. vamos a tocar otro tema, muy bien
    observado por Hollie:
    "Déjame pronunciar mi última palabra."
    en realidad existe un día
    (uno que siempre queremos olvidar, y
    paradogicamente nunca recordamos)
    en que la ilusiones se volcaran
    contra nosotros mismos en una
    transformacion lenta y progresiva
    nos alejamos de lo que fuimos
    y entonces con el tiempo nos
    desconocemos tanto a nosotros
    mismos que comenczamos a mirar
    a los demas, tratando de encontrar
    ese dia que parece no haber existido
    damos vueltas sobre un objeto
    de gran valor perdido
    (tal vez un amor) dando lugar
    a un problema insoluble
    que ronda nuestra mente y ayuda
    a perder el paso , el ritmo y la vida

    ResponderEliminar