Aunque no sepa a donde dirigirme, aunque el dolor inunde mi corazón, mi alma y mi cuerpo entero, los recuerdos no desaparecen, los momentos vividos son olvidados, y nada más se puede hacer, he creado miles de excusas para seguir "conociéndome", he creado miles de obstaculos, porque tengo miedo de caer en lo mismo de siempre.
Y aún así, la soledad toca nuevamente las puertas de esta maldita desesperación.
Trato de no recordar los momentos más tristes de mi vida,
trato de no llorar como lo hacia antes,
trato de no querer olvidar su nombre.
Y todo me lo recuerda constantemente.
Estoy cansada de todo esto, me canso de caminar siempre el mismo camino, y no obtener ninguna respuesta a todo lo que mi mente me demanda...
Déjame pronunciar mi última palabra.
Al menos que le conceda eso último.
ResponderEliminarMuás!
Y aún así, la soledad toca nuevamente las puertas de esta maldita desesperación.
ResponderEliminarNo sé por qué pero esa frase (bueno, en realidad todo el relato) me ha llegado al corazón.
Un besazo!
Te sigo ;)
vamos a tocar otro tema, muy bien
ResponderEliminarobservado por Hollie:
"Déjame pronunciar mi última palabra."
en realidad existe un día
(uno que siempre queremos olvidar, y
paradogicamente nunca recordamos)
en que la ilusiones se volcaran
contra nosotros mismos en una
transformacion lenta y progresiva
nos alejamos de lo que fuimos
y entonces con el tiempo nos
desconocemos tanto a nosotros
mismos que comenczamos a mirar
a los demas, tratando de encontrar
ese dia que parece no haber existido
damos vueltas sobre un objeto
de gran valor perdido
(tal vez un amor) dando lugar
a un problema insoluble
que ronda nuestra mente y ayuda
a perder el paso , el ritmo y la vida